viernes, 29 de abril de 2011

Yo de mayor quiero ser mujer florero.

 Me comprará una casa enorme, con un amplio gimnasio para que mantenga mi figura y con una piscina azul clarita para que pueda broncearme y estar perfecta para sus comidas de negocios.  Tendré un Volvo familiar y él un Mercedes descapotable que yo no podré conducir nunca por lo torpe y tontita que soy. Decoraré mi casa con dos perros, un par de peces raros en una pecera gigante y un jardincito donde habrá caracoles y rosas. Le daré hijos, calculo que unos cuatro: dos niños y dos niñas, ellas llevarán preciosos lazos más grandes que sus cabezas y ellos calzarán náuticos los domingos y un precioso polo de Ralph Lauren para ir a clase y de mayores querrán ser como su padre, como el señor de la casa, como el amor de mi vida.
Una vez al mes me compraré para él un picardías, dejaré que haga conmigo lo que quiera y  me negaré a mi misma que me la está pegando con su secretaria. Le cocinaré todos los días sus platos favoritos, aunque a mi me den gastroenteritis, y cuado llegue a casa me dirá que tiene todo un pinta estupenda pero que ya ha comido en la oficina. Me iré con el de vacaciones a Cancún pero solo tomaré el sol en la terraza privada de la suite para que nadie me vea en bikini. Me pondré tetas de plástico para que me siga encontrando atractiva y me inyectaré botox religiosamente para parecer siempre una veintiañera.

 Votaré lo que el vote, rezaré a quien el rece y, en el club de golf, criticaré lo que el critique. Al fin y al cabo él sabe qué es lo mejor para mi. Yo de mayor seré mujer florero, seré la mujer más inútil del mundo, la más feliz del mundo.









































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